Si hay un hombre que ha llevado con orgullo los colores de Troyes por todo el mundo, ese fue Chrétien de Troyes. Él mismo reivindicó su pertenencia a esta ciudad al firmar con el nombre de «Crestiens de Troies» su primera novela, «Erec y Enide», aunque no se haya demostrado en la práctica que naciera allí.
Novela : he aquí la palabra clave. A Chrétien de Troyes se le considera el «inventor» de la novela en el siglo XII y, por tanto, el primer novelista de la historia en el sentido moderno del término. Este género literario, que aún hoy destaca sobre el resto, ha sabido cautivar a todos los pueblos de la Tierra a lo largo de los siglos.
La influencia de Chrétien de Troyes es inversamente proporcional a la importancia de su producción literaria, al menos la que ha llegado hasta nuestros días, que se reduce a cinco relatos en verso, dos de ellos inacabados. Pero los nombres de sus protagonistas forman parte de nuestro imaginario colectivo : Lancelot, Perceval, Gauvain, el rey Arturo… ¿Quién no ha oído hablar de la búsqueda del Santo Grial?
El autor de Troyes, escritor por elección propia en francés y no en latín(1), destaca con la novela de caballerías. Las aventuras de sus personajes, los caballeros de la Mesa Redonda, adquieren una dimensión mitológica. Chrétien de Troyes se inspiró en las leyendas celtas para destacar y tejer un universo fantástico y poético donde las historias de amor se enfrentasen a las armas.
En su obra se entrelazan la acción y la reflexión, el idealismo y el realismo o las aspiraciones religiosas y las tentaciones de la carne, mientras que los sentimientos nobles son objeto de elogio.
En estas novelas predominan los principios de justicia, lealtad y humanidad. El autor introdujo la figura del caballero errante con complejas emociones y elaboró los primeros estudios psicológicos de la literatura francesa.
Como hombre, se sabe poco de Chrétien de Troyes, a pesar del haber estado muy vinculado con la corte de Champagne en la época del Conde Enrique 1 de Champagne el Liberal y su mújer María de Francia.
Según afirmó el propio escritor, la hija de Leonor de Aquitania y del rey Luis VII de Francia le encargó una novela y le contó el argumento, sacando a la luz en 1181 el famoso relato de « Lancelot, el Caballero de la Carreta ». Lancelot, prototipo del amor cortés, fue el perfecto reflejo de esta corte de Champagne tan ilustrada y cercana a las artes, las ciencias y las humanidades.
Precisamente para esta corte se elaboró el Tratado sobre el amor, el código de las convenciones del amor cortés. De nuevo sería en esta corte donde se celebrarían las « cortes de amor »,unas asambleas donde las gentiles damas resolverían las disputas amorosas. En realidad, estos tribunales nunca existieron, pero ¡destilan tanto romanticismo.
En cualquier caso, la obra pionera de Chrétien de Troyes ha superado muy bien el peso y el desgaste de los años, ya que sigue siendo uno de los pocos autores medievales que aún se leen y estudian en clase. Hay incluso un instituto en Troyes que lleva su nombre.
La palabra «novela», en su acepción original, hace alusión a la lengua romance, es decir, la lengua «vulgar», la vernácula, en contraposición al latín.