Aunque parece que España e Italia fueron pioneros en la fabricación del papel en Europa desde los siglos XI y XII, hubo que esperar al siguiente siglo para que comenzase la producción en Francia. Y lo más seguro es que eso sucediese en… Troyes.
La primera mención oficial de la existencia de un molino de papel en el norte del país data de 1348, un siglo antes de la invención de la imprenta. Se trata del Moulin du Roy, cuya fundación se remontaría a 1288.
Esta ubicación del primer molino de papel francés corresponde a una lógica industrial, como diríamos hoy : Troyes ya contaba con molinos de agua que se utilizaban para el desarrollo de su economía: curtiduría, blanqueamiento de sábanas…
Una ciudad en la que ya se fabricaban telas de lino o cáñamo. Sin embargo, en esa época, el papel se fabricaba con trapos triturados que se transformaban en pasta. Así fue como se reemplazó al pergamino, que utilizaba la piel de un animal.
La ciudad, impulsada por la renovación de las Ferias de Champagne, pronto se convirtió en un importante centro papelero, un estatus que conservó hasta finales del siglo XVII.
En este lugar florecieron una docena de molinos de papel, y provocó que toda Europa viniese para comprar el papel que serviría para las ediciones más bonitas. Los vendedores italianos y los banqueros lombardos alquilaron los molinos champañeses para sus propias necesidades.
Esta tradición papelera nunca llegó a desaparecer por completo de Troyes y de Aube. En el mismo lugar donde se encontraba el Moulin du Roy, que recordemos que fue el primer molino de papel francés certificado, se construyó a principios del siglo XIX la fábrica de papel Le Roy.
Sobre el año 1900 se convirtió en Les Papeteries de Champagne, el proveedor oficial de papel de cigarrillos para el Estado (el famoso OCB, el que se enrolla). A principios de los años 1950, el grupo Bolloré adquirió este lugar y en él producía papel bíblico, bolsas de té y papel aislante para condensadores eléctricos, antes de trasladar finalmente la producción fuera del departamento.
Sin embargo, la industria papelera sigue viva en Aube a través de las actividades de tres empresas : La Chanvrière de l’Aube en Bar-sur-Aube (producción de fibra de cáñamo que sirve para fabricar pasta de papel), Lucart en Torvilliers (servilletas de papel, papel higiénico) y Emin-Leydier en Nogent-sur-Seine (cartón reciclado).