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Las ferias de Champagne y el barrio Saint-Jean-au-Marché

En el tejido urbano es donde principalmente se encuentra el recuerdo de la época de las grandes ferias de Champagne, que se celebraban en la ciudad de Troyes en San Juan (del 9 al 15 de julio) y en San Remigio (1 o 2 noviembre). Calles enredadas, plazoletas o patios cerrados dan una idea de la ciudad durante este periodo.

Los nombres de algunas calles…

…no han cambiado desde la Edad Media, y de hecho resultarían muy familiares a los comerciantes de aquella época. Estamos hablando de calles como:
«la rue de la Montée des Changes», «la rue Champeaux», «la rue de la Pierre», o incluso «la rue des Anciennes Tanneries».

De la misma manera, los comerciantes también reconocerían la silueta de las casas de Troyes que fueron reconstruidas en el siglo XVI, tal y como eran, con sus tejados con voladizos y sus ventanas con parteluz, sin olvidar los entramados de madera y adobe, que eran los materiales de construcción más utilizados en la arquitectura medieval de la región de Champagne en esta época.

Hay que destacar que aún hoy en día la mayoría de estas casas siguen conservando sus sótanos, sus bodegas abovedadas, algunas de ellas de dos plantas, y que muy probablemente, utilizaban los comerciantes como almacenes.

La arquitectura sagrada

De los siglos XII y XIII, también se conservan muchos elementos de la arquitectura sagrada, gracias a la fe de aquellos hombres y a las muchas donaciones que realizaron los comerciantes más adinerados. En el corazón del barrio Les Foires se encuentra la nave de la iglesia saint Jean au Marché, la torre de la iglesia de Saint Rémy o incluso una gran parte de la iglesia Sainte Madeleine, la basilica Saint Urbain (1262-1286) y sus vidrieras que son representativas de aquella época. La Catedral, que empezó a construirse a finales del siglo XII, vio como su obra progresaba en el siguiente siglo. Algunas de sus vidrieras son de esta época, por no hablar del gran tesoro que cuenta con una bonita colección de esmaltes Limousins y Mosans de los siglos XII y XIII.

Un lugar de encuentro, en el corazón de los intercambios comerciales

Aunque la ciudad de Troyes, también llamada «de las grandes ferias», era un lugar formidable para los intercambios comerciales, también fue un lugar de encuentro y debate para las ideas y para los hombres. Parte de esta efervescencia intelectual se puede medir con los vestigios escritos, los antiguos fondos de la biblioteca de Troyes, en la que destaca la biblioteca particular del conde Enrique I el Liberal y de su esposa María de Francia, la primera biblioteca nobiliaria francesa que se conoce desde los tiempos de Carlomagno…

Durante la Edad Media, los condes de Champagne favorecieron la prosperidad del comercio: implantaron e instituyeron «el circuito de ferias» y la policía de los mercados, encargada de garantizar tanto la seguridad de los viajeros, como la de los comerciantes, y la legalidad de las operaciones realizadas. A lo largo del año se celebraban seis grandes ferias: dos en Provins, una en Lagny, una en Bar-sur-Aube, y dos muy importantes en Troyes («Feria de verano» en San Juan y «Feria de invierno» en San Remigio).

Los banqueros y los cambistas desempeñaron un papel importante porque solo se admitían los intercambios comerciales realizados con la moneda del rey o de los condes. Además, los condes protegieron la comunidad judía, de la que surgió Rashi. La iglesia Saint-Jean-au-Marché se encontraba en el corazón del barrio Les Foires. Algunas calles aún llevan nombres evocadores de aquella época como la calle de la Montée des Changes o la plaza du Marché au Pain. Estas ferias eran una gran cita del comercio de Occidente, y en las que se podían encontrar lanas flamencas, inglesas, españolas, sedas, cueros, pieles, maderas preciosas, orfebrería, etc. En esta época apareció la «Livre Troy», un sistema de medida para la orfebrería y la joyería que todavía se utiliza hoy en día en Gran Bretaña.

Cuando Troyes reinaba en el comercio y en las finanzas

A principios del segundo milenio, la ciudad desempeñó un papel importante en la activación del comercio internacional.

La ruta de los comerciantes de toda Europa e incluso más allá de los mares pasaba necesariamente por Troyes. Como ciudad ferial, la ciudad de Tricasse se combinó con un centro financiero de primera importancia que no podía ser negado por el actual distrito de negocios de Londres.

Los anglosajones siguen utilizando una unidad de medida que sobrevivió a esa época para pesar metales preciosos. Tiene un nombre que dice mucho sobre su origen: La onza troy.

Troyes, eje del comercio internacional

Diez siglos antes, Troyes inventó la globalización. Una forma sencilla de expresarlo pero que tiene algo de cierto. De hecho, Troyes fue, al mismo tiempo, eje del comercio internacional y centro financiero en los siglos XII y XIII.

Por entonces, los comerciantes procedían de toda Europa, e incluso a veces de tierras más lejanas, para vender sus bienes entre Brujas y Venecia, París y el territorio germano. Miles de extranjeros acrecentaban una numerosa población de 10 000 a 20 000 habitantes, una cifra ya de por sí considerable en aquel momento.

Fue la época de las famosas ferias de Champagne, de las que aún se conserva una lejana reminiscencia.

Un comercio organizado y regulado

Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos han buscado la forma de intercambiar mercancías, tanto en Troyes como en otros lugares. Pero lo que marca la diferencia de esta ciudad es la organización que el poder político puso en práctica para desarrollar el comercio y hacer que el territorio prosperara.

Se mejoraron las vías de comunicación, se construyeron mercados y plazas, se regularon los pesos y las medidas y se impuso una moneda única para las transacciones: el «denier provinois». Y, sobre todo, garantizaron la seguridad jurídica de los comerciantes y sus mercancías, incluso fuera de los límites del condado, en una época cuyos caminos podían ser una emboscada y los bosques, lugares peligrosos. Este salvoconducto se conocía como «conduit des Foires».

Seis ferias organizadas en cuatro ciudades

En su momento, el propio rey puso a todos los comerciantes bajo su protección. Las ferias se distribuyeron entre cuatro ciudades que organizaban seis ferias en total : Troyes y Bar-sur-Aube en Champagne, y Lagny y Provins en Brie (actualmente Seine-et-Marne), para así tener una actividad continua a lo largo del año.

En Troyes se celebraba una «feria de verano», o feria de San Juan, y una «feria de invierno», o feria de San Remigio. ¡Estas ferias podían durar hasta dos meses seguidos!

Y podríamos decir que eran un gran bazar. En ellas se vendían y se compraban por igual tanto telas como vino, carbón o animales de carga, piedras preciosas o remedios farmacéuticos.
Un historiador identificó un total de doce categorías de productos. El rey Carlos IX afirmó: «Troyes es el almacén de las zonas más comerciales de Europa».

Rue Champeaux – © Olivier Gobert

La «onza troy» sigue marcando el peso

Adivina, adivinanza: ¿Qué vale exactamente 0,0311034768 kilogramos? Responderá : « Ni idea, y de todas formas, ¡solo los británicos son capaces de inventar cifras tan extravagantes ! » y en parte tiene razón.

Estos 31,103 gramos (redondeando) corresponden a la « onza troy », la unidad de medida utilizada en los países anglosajones para pesar el oro, la plata, el platino y las piedras preciosas. Ya lo habrá imaginado, en esta «onza troy», traducción literal de «once troy», se vislumbra la onza de Troyes.

La onza troy es una herencia directa de las ferias de Champagne, que valía la doceava parte de una «livre troy», y servía en la Edad Media para pesar cualquier clase de objetos y productos. El hecho de disponer de una medida monetaria intangible constituía un inmenso progreso en una época en la que no existían los billetes y en la que los pesos y medidas variaban de una ciudad a otra.

Que la onza troy haya sobrevivido hasta nuestros días demuestra la importancia de las ferias de Champagne en toda la cristiandad y la influencia que tuvieron en las transacciones comerciales en los siglos XII y XIII. Esta medida desapareció en Francia cuando la Revolución francesa la substituyó por nuestro actual sistema métrico.

Otra de las unidades de peso que se utilizaban durante las ferias era el marco de Troyes, que también tiene una larga historia. Pesaba 244,75 g y servía para fabricar las libras reales. El denario de Provins, la moneda de los condes de Champagne, fue bautizada por los historiadores como « el dólar de la Edad Media ».

La vuelta de las ferias de verano y las ferias de invierno

A finales del siglo XIII parecía que habían desaparecido: ¡error! Las ferias de Champagne siguen existiendo, y se siguen llamando ferias de Champagne. Ahora son una gran feria de muestras que se celebra todos los años en Troyes al final de la primavera.

En ella se pueden encontrar comerciantes y artesanos, cantantes en concierto y restaurantes efímeros, oficios que vienen a promocionarse, clubes y asociaciones en demostración, stands y exposiciones, animaciones y juegos.

En resumen, es un alegre batiburrillo que recuerda furiosamente a las grandes ferias de antaño, las de la Edad Media, que imaginamos gustosamente ruidosas y coloridas. Y como un guiño más al aspecto cosmopolita de sus gloriosos antepasados, las ferias de Champagne honran cada año a un país extranjero diferente.

La feria de marzo

Pero espere, que aún no hemos acabado, hay otras «ferias» en Troyes. Al igual que antiguamente se hablaba de «feria de verano» y de «feria de invierno», hoy se habla de «feria de marzo». En realidad se trata de una verbena de gran envergadura que inaugura la temporada al nodeste de Francia.

A pesar de contar con una montaña rusa, un tren de la bruja y coches de choque, los habitantes de Troyes siguen diciendo que «van a la feria». ¡Una reminiscencia del pasado y una persistencia del vocabulario que revela nuestro inconsciente colectivo!

¿Quién se atrevería a pensar que la extraordinaria concentración de tiendas de moda agrupadas bajo la denominación «centros de marcas», esas antiguas « tiendas outlet », mencionadas anteriormente en estas páginas, no son también un resurgimiento del pasado?

Recuerda que el comercio de las sábanas, de la seda y de otras telas fue el foco de las ferias de Champagne en la época medieval…