Un acontecimiento que podría haber cambiado el curso de la historia
El 21 de mayo de 1420 tuvo lugar en la Catedral de Troyes, ciudad donde vino a refugiarse la familia real, un acontecimiento capital que podría haber cambiado el curso de la historia y del mundo.
Los enemigos hereditarios que son los franceses y los ingleses sellaron en la Cathedral la unión de sus respectivos reinos que debía poner fin a la interminable Guerra de los Cien Años.
El rey de Inglaterra, Enrique V, reinaría en las dos coronas.
Para reforzar este pacto, el 2 de junio en la iglesia Saint-Jean-au-Marché, Enrique V de Inglaterra se casó con Catalina de Valois, hija del rey Carlos VI de Francia y de Isabel de Baviera. Así, el rey de Inglaterra se convirtió en el heredero de la corona en lugar de Carlos VII, que fue renegado por sus padres.
Pero rápidamente la historia se truncó: Enrique V y Carlos VI murieron sucesivamente el 31 de agosto y el 21 de octubre de 1422, tan solo 2 años después de haber firmado su alianza. Sin rencor alguno, Carlos VII tomó las riendas y, se instaló en Troyes en julio de 1429 en compañía de una segura Juana de Arco, que había jurado «echar a los ingleses de Francia».
El Tratado de Troyes
El Tratado de Troyes de 1420 fue calificado por varios historiadores como un «vergonzoso Tratado de Troyes» porque habría «entregado» Francia a Inglaterra. Una etiqueta difamatoria que llevó durante tres siglos tras la aparición de la idea de nación y de nacionalismo.
Sin embargo, si miramos más de cerca, poniendo las cosas en el contexto de la época, este tratado parece extremadamente «moderno».
Además de establecer la paz entre las partes beligerantes, respetaba la identidad de las dos partes, e introducía la noción de dialogo permanente entre los pueblos, especialmente a través de intercambios comerciales. ¿No le recuerda esto a algo?
¿Y si este tratado con una antigüedad de seis siglos fuese la antesala del futuro Mercado Común y de nuestra Unión Europea actual? ¿Y si no fuera simplemente visionario?
Algunos historiadores contemporáneos no dudaron en compararlo con la Declaración de Unión de Inglaterra y Francia aprobada el 16 de junio de 1940 por De Gaulle y Churchill :
Los dos gobiernos declararon que Francia y Gran Bretaña no serían nunca más, en el futuro, dos naciones, sino, una sola Unión franco-británica.
¿Qué dice el Tratado de Troyes en su artículo 24?
Que «las dos coronas de Francia e Inglaterra permanecerán, para siempre, juntas y serán una misma persona», etc. Y además, no es solo cuestión de «concordia, afección mutua, amistades solidas y estables»…
Legítimamente es posible plantearse la cuestión de saber qué habría sucedido con nuestros países, nuestro continente e incluso con el mundo entero si se hubiese aplicado este «vergonzoso» Tratado de Troyes. Para que conste, el 11 de abril de 1564 hubo un segundo Tratado de Troyes en el que se reunieron los mismos protagonistas.
Ese día la corona inglesa renunció oficialmente a cualquier pretensión territorial con Francia y le devolvió las ciudades de Calais y Le Havre.
Estamos seguros de que Troyes hubiese hecho todo lo posible para acercar las dos orillas del Canal de la Mancha.