Muséum d’Histoire naturelle

Cerca de la catedral, la antigua abadía de Saint-Loup, fundada en los albores de la Edad Media y reconstruida, alberga el Museo de Historia Natural.

El Museo de Troyes data de finales del siglo XVIII. Sus primeras colecciones (procedentes del Museo Nacional de Historia Natural, de la Escuela de Minas de París y del gabinete del Conde de Brienne) fueron reunidas con fines pedagógicos por los profesores de la Escuela Central del departamento del Aube (establecimiento público de enseñanza creado durante la Revolución Francesa).

En 1802, la gestión de estas colecciones se confió a la Société d'Agriculture, des Sciences, Arts et Belles-Lettres du département de l'Aube (actual Société Académique). El profesor Serqueil, miembro de la sociedad, fue nombrado conservador de las colecciones, que se instalaron en la planta baja de la biblioteca, en la antigua abadía de Saint-Loup.

En 1814, una bomba incendiaria destruyó parte del edificio y el primer museo cayó en el olvido.

A partir de 1829, la Société Académique reunió las colecciones dispersas o que habían escapado a la destrucción. Estas colecciones se conservaron en la Prefectura y después, a partir de 1831, en la antigua abadía de Saint-Loup.

En 1833, el Cabinet d'histoire naturelle, futuro Muséum, abre sus puertas al público.

Las colecciones no han dejado de crecer a lo largo de los años gracias a las donaciones de entusiastas naturalistas aficionados que contribuyen al avance del conocimiento. Como miembros de la Société Académique de l'Aube, se reúnen para intercambiar ideas, organizar salidas al campo, registrar las plantas, rocas y fósiles que recogen y publicar artículos en las Mémoires de la Sociedad. Los especímenes que recogen se incorporan a menudo a las colecciones del Museo. Entre los naturalistas que contribuyeron al desarrollo del Museo y del conocimiento naturalista figuran Leymerie, Des Etangs, Clément-Mullet, Briard, Cartereau, Drouët, Ray, Cotteau y Hariot.

En 1967, la Société Académique de l'Aube cedió la totalidad de los fondos del Museo a la ciudad de Troyes.

Hoy en día, el reto consiste en dar vida a estas colecciones y vincularlas al mundo actual, respetando al mismo tiempo su historia. El papel del museo consiste en conservar, estudiar y valorizar las colecciones, pero también en difundirlas y hacerlas accesibles a todos, desde los investigadores y especialistas hasta el público en general, con el fin de proseguir este esfuerzo de transmisión y desarrollo de los conocimientos científicos.

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